El mañana que queremos

El mañana que queremos

El Coronavirus, más correctamente dicho Covid-19, irrumpió en nuestras vidas de la noche a la mañana. En economía a los hechos que suceden por sorpresa se los denomina Cisne Negro. Un cisne negro, que paralizó nuestro mundo durante semanas, y que vuelve a poner en juego la viabilidad de las cuentas económicas tanto públicas como privadas  todavía tocadas por la última gran crisis económica vivida en España.

Hoy es 11 de mayo, han transcurrido más de tres meses desde el primer caso oficialmente reconocido en España que data del 31 de enero. En el momento que escribo estas líneas, buena parte de España ha entrado en fase 1 y a la par que otros países de nuestro entorno hemos comenzado la desescalada y tenemos más preguntas que respuestas. Algunas de ellas son las siguientes: ¿Cuándo podremos regresar a la vida normal? ¿Habrá un nuevo brote en otoño? ¿Qué país descubrirá la vacuna y para cuándo? ¿Qué impacto económico va a tener en la economía el confinamiento que hemos vivido? Los medios de comunicación hablan de reconstrucción económica, de hacer un nuevo Plan Marshal para reconstruir la economía. Dan por descontado que los efectos económicos van a ser devastadores y hay que volver a crear porque mucho de lo que conocemos va a desaparecer. ¿Pero esto va a ser así? Realmente, no tiene porqué serlo. Para responder esto a modo de ejemplo, me viene a la cabeza una historia que reza lo siguiente:

Hace muchos años, en un diminuto pueblo había dos rabinos muy sabios. Los seguidores de cada uno disputaban entre ellos cuál de los dos  poseía más sabiduría. Un muchacho finalmente tuvo una idea: atrapar una mariposa y llevarla encerrada en su mano ante el otro rabino y preguntarle: “Esta mariposa aquí en mi mano, ¿está viva o muerta?”. Si el rabino respondía “viva”, antes de abrir la mano apretaría la mariposa con el puño y mostraría que estaba muerta. Si por el contrario respondía “muerta”, abriría la mano y la dejaría salir volando.

“Rabino – le dijo – he oído que usted es un hombre muy sabio. ¿Dígame, esta mariposa que traigo en mi mano está viva o está muerta?”.

El rabino hizo una pausa, sonrió y respondió: “La respuesta, querido muchacho, está en tus manos”.

¿Por qué aceptar la destrucción de nuestro entramado empresarial si esto no ha sucedido todavía? El hombre desde los inicios de la humanidad ha demostrado ser capaz de encontrar soluciones para los problemas más inverosímiles. ¿Por qué tenemos que aceptar el resultado sin antes buscar soluciones alternativas a las nefastas previsiones económicas? Las cosas sucederán de esta manera si seguimos actuando de la misma manera, pero, ¿y si pensamos en cambiar? ¿Qué podemos hacer nosotros para sanar la economía? He aquí algunas respuestas que como en el cuento están en nuestras manos:

Salvar a los enfermos.

Igual que los médicos y las enfermeras se han desvivido y se desviven para combatir el Covid-19 y salvar a todos los enfermos posibles. ¿No deberemos cada uno de nosotros hacer lo mismo por las empresas enfermas de nuestra economía?

La hiperconectividad y la financiación.

España es un país rico. Por volumen de PIB somos la economía número catorce del mundo. ¿Qué significa eso? Que si organizamos bien el dinero que tenemos podemos dar la vuelta a la situación. En otra época la financiación colectiva requería de un gran esfuerzo publicitario y de los medios de comunicación de masas para poder servir de agente recaudador de importantes cantidades de dinero.

El crowdfunding, término en inglés que se refiere a la financiación colectiva es más accesible que nunca. La hiperconectividad en la que vivimos ha facilitado este progreso. El ciudadano ahora tiene el poder de ayudar a los demás sin que esto suponga un terrible agravio para su bolsillo, en la actualidad: ¡sí podemos hacer algo!

La comunidad local como protagonista del cambio.

La tasa de ahorro de los hogares se ha disparado en España a causa del confinamiento en un 35 % respecto al trimestre anterior. Es un ahorro sin precedentes que si somos capaces de gastar de la mejor manera posible puede contribuir a solucionar parte del problema.

Un inventario de empresas afectadas.

Las pymes en España representan el 99,8 % del tejido empresarial español. Las firmas de hasta 250 empleados aportan el 61% del valor de la economía. Respecto a la creación de puestos de trabajo, las pymes concentran el 53,3% de los empleos, si a estos les sumamos el 12,5 % de los empleos que se estima para  los autónomos supone un total del  65% del mercado laboral español, según datos de septiembre 2019 proporcionados por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social.

Evitar, la destrucción de nuestras Pymes y combatir la problemática que tienen buena parte de los autónomos para subsistir es el primer paso para evitar una crisis económica que nos obligue a reconstruir la economía. Creo que la mejor manera de hacer esto sería a través de la realización de un inventario de la situación empresarial orquestado por los ayuntamientos, diputaciones o entidades locales.

Una vez tenido el inventario, se debería canalizar a través de una plataforma digital la posibilidad de colaboración con donaciones, compra de bonos o préstamos sin interés de los ciudadanos a las empresas más afectadas por la pandemia.

La inexistencia de este inventario y su correspondiente plataforma no debería ser un impedimento a que cada uno de nosotros podamos actuar. Es el momento de estar despierto a las necesidades de nuestros vecinos y actuar para solventarlas. La conservación del dinero que tenemos ahorrado está supeditado a su buen uso, si no somos capaces de intervenir en nuestro entorno terminará desapareciendo en forma de cierre de negocios, aumento de desempleo y pobreza en nuestras ciudades que se traducirá en un círculo vicioso del que es muy difícil salir: aumento del gasto público y subida de impuestos que a su vez generará menos riqueza para cada uno y en algunos casos cierre de empresas y más desempleo. Por el contrario, si somos capaces de hacer circular el dinero en la buena dirección volverá a hacia nosotros en forma de más riqueza.

El poder de la política realizada desde abajo reside en que los habitantes de las ciudades conocen mejor que nadie la realidad de su municipio y con ello sus necesidades. Somos nosotros los que podemos actuar en el entorno. Llevamos demasiado tiempo utilizando nuestras manos para aplaudir, pero pronto, cuando la desescalada lo permita las podremos utilizar para ayudarnos los unos a los otros a salir del pozo en que nos encontramos.

Hacia una mentalidad de progreso

Una característica de nuestra cultura es la mala reputación que tienen los fracasos. El miedo a que salga mal lo que emprendemos es más poderoso que la realización de nuestras inquietudes. Cualquier iniciativa por disparatada que parezca trae consigo la semilla de nuevos horizontes. Tenemos que volcarnos como grupo en cualquier iniciativa que surja en nuestro entorno y hacerla propia hasta que germine.

El sector público necesita de los ingresos que genera un sector privado sólido para poder existir. En España, con fecha 27 de enero del 2020 (antes del primer caso confirmado de Covid-19) había un total de 530.000 personas más recibiendo un sueldo o una transferencia pública que asalariadas en el sector privado. Si a esto le sumamos que los empleados públicos en la actualidad tienen de media un 50 % mas de sueldo que los trabajadores del sector privado, nos encontramos con una situación insostenible a medio y largo plazo. Debemos entre todos generar y mantener un entramado empresarial adecuado que construya  riqueza suficiente para sostener el sector público, si no lo hacemos así, no tardarán en surgir problemas de financiación para este sector.

Liderando el cambio

He basado este artículo fundamentalmente en la importancia que supone para la riqueza el preservar y proteger el patrimonio empresarial español. Pero no quiero dejar de hacer mención a los desafíos que nos sobrevienen.

En múltiples lugares de España surgen iniciativas que buscan una economía al servicio de las personas frente una economía que parece funcionar de manera independiente a las necesidades humanas. El Covid.19 nos ha hecho reflexionar sobre la importancia del autoabastecimiento en algunos sectores estratégicos así como repensar nuestro modelo económico.

Debemos ser capaces de aunar experiencias y visiones como por ejemplo las de Ashoka, Nesi y Cotec entre las muchas que buscan construir  un mundo mejor. La fundación Ashoka a nivel global trata de impulsar la innovación social para construir una sociedad capaz de generar un cambio positivo a gran escala,  Cotec por su parte busca promover la innovación como motor de crecimiento económico y social en España y Nesi  investiga la forma de co-crear con la sociedad civil un modelo económico más sostenible, colaborativo, justo y democrático y que esté al servicio de las personas y el planeta. Este último, e la actualidad se encuentra desarrollando el   “Plan A economía para la vida”

España está en condiciones para liderar el cambio, pero para ello necesita de la participación de todos nosotros. No podemos esperar más, debemos pensar en el mañana que queremos. El futuro económico que disfrutemos será el que hayamos sabido construir entre todos con nuestras acciones o inacciones. Porque la respuesta, querido lector, al igual que la mariposa del cuento, está en tus manos.

10 thoughts on “El mañana que queremos

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